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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

martes, 8 de marzo de 2011

Débora: Reina, Jueza, Profetiza de Dios


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Después de la muerte de Josué el pueblo de Israel se corrompió, se apartó del camino estrecho, le dio la espalda a Dios, cayeron en el abismo del pecado y de la desobediencia.

Y toda aquella generación también fue reunida con sus padres. Y se levantó después de ellos una generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel.

Jueces 1:10

Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales.

Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová.

Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot. Jueces 1: 11-13

Y Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que les despojaban;

pero tampoco oyeron a sus jueces, sino que se fueron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron, se apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres obedeciendo a los mandamientos de Jehová; ellos no hicieron así. Jueces 1:16-17

Es casi imposible pensar que esto sucediera a Israel. Un pueblo que hasta el momento había caminado en la senda de Dios, que Dios les dirigía, que Dios los bendecía cada día más, ahora se había apartado por la senda espaciosa del pecado y de la perdición.

Es triste porque los padres se olvidaron de enseñarles a sus hijos aquellos eventos maravillosos que Dios había hecho en medio de ellos. Es triste darle la espalda a Dios.

Hoy millones se han olvidado del sacrificio de Cristo, se han ido detrás de sus falsos dioses: la riqueza, el poder, la fama, el auto, las joyas, los sistemas filosóficos que niegan a Cristo, las falsas sectas y las falsas religiones, hoy siguen a otro hombre, los alaban, los adoran... en fin hemos hecho lo mismo que hizo el pueblo judío después de la muerte de Josué. Pero Dios nunca se apartó de ellos, y puso jueces para ellos.

En este tiempo una extraodinaria mujer es escogida por Dios, para este caso especial, no solamente para reinar en Israel, sino para ser juez y profetisa. Sólo dos seres en la historia de Israel habían recibido tanto poder y responsabilidad: Moisés y Samuel.

Gobernaba en aquel tiempo a Israel, una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot.

Jueces 4:4  La Biblia es clara, Débora fue reina de Israel, fue profetisa de Dios y era jueza del pueblo judío. Ella adquirió los tres títulos más importantes, tres títulos que la convertían en la máxima autoridad de Israel después de Dios.

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