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Si estos pensamientos y estas palabras son oportunas, reflexione sobre ellas y, con la ayuda del Espíritu Santo, actúe con conciencia. Creo de todo corazón que son el mapa de carreteras digno de confianza para llegar a su vida y su familia.

jueves, 20 de marzo de 2014

Agradando al Padre según la Biblia

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“ÉSTE ES MI HIJO AMADO, EN QUIEN TENGO COMPLACENCIA” (Mateo 3:17)
Cuando Jesús entró en el río Jordán para ser bautizado por Juan, Él se introdujo en la plenitud del propósito de Dios para su vida. ¿Alguna vez te has planteado que cuando Jesús se metió en esas aguas, estaban llenas de los pecados de la humanidad? Allí, Juan había bautizado a multitudes, y sus pecados, en forma figurada, habían pasado de ellos al océano del olvido de Dios, así como las aguas del Jordán van a morir al Mar Muerto.
Tal vez, ahora estés pensando: ‘¡Qué horrible, Jesús se estaba metiendo en el pecado!’. Sin embargo, Jesús hizo esto para realizar el propósito de Dios: redención para ti y para mí. Jesús estaba exactamente donde Dios quería que estuviese, haciendo precisamente lo que Dios quería que hiciese. Por eso los Cielos anunciaron: “Éste es mi Hijo amado, en Quien tengo complacencia” (Mateo 3:17).
No esperes que Dios hable por ti o haga que otros te vean como realmente eres, hasta que estés dispuesto a colocarte en el lugar donde te ha llamado a estar. Puede que esto requiera que entres en aguas cenagosas, pero cuando lo haces, ya no necesitas hablar por ti, ni luchar por ti, ni reclamar cosas de los demás. El Señor mandará a las fuerzas implicadas que se rindan a ti, te concedan, te honren, te escuchen y te obedezcan. No tendrás que tantear para encontrar la respuesta correcta o preguntarte si algo es bueno o malo para ti. Dios te dará la capacidad y los recursos que necesitas.
¿Por qué? ¡Porque estás donde Él quiere que estés, haciendo lo que Él quiere que hagas!

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